El sentido de la vida
Quizá una de las ofertas más tentadoras del discurso de las religiones es el argumento del sentido de la vida. Es decir, la experiencia cotidiana adquiere valorización específica en cualquiera de las manifestaciones divinas. Entre cristianos, budistas, musulmanes y demás, la vida no es una mera casualidad, un accidente sin fines ni objetivos, quiero decir, una tontería. Para toda creencia religiosa-divina que se jacte de serlo, la existencia es un momento sagrado, y vivir la vida es una experiencia que irremediablemente conduce hacia dios –cualquiera que éste sea-
Racionalizar la cualidad azarosa de la vida nos deja desnudos. Los humanos, una de las cinco especies de homínidos. Compartimos más del 95% de la estructura genética con los monos. Pertenecemos a uno de los tantos reinos de la naturaleza, y nuestra existencia no contiene más sentido que el que particularmente le atribuye cada individuo, hasta donde su estructura de clase le permite proyectar y avanzar. En pocas palabras, y muy al estilo ranchero: la vida no vale nada.
Resulta claro que una de las mejores “virtudes” de creer en algún tipo dios, es la asimilación de un sentido vital. El llamado dios otorga sacralidad a la existencia. Sin embargo, los humanos son los propios creadores del personaje divino, por lo tanto, los humanos simulan un teatro para darle significado a la existencia. La razón es por demás lastimosa: despreciamos la simplicidad de la vida, tememos a la unicidad y levedad de la existencia, aborrecemos la nimiedad. En consecuencia, la egolatría de la humanidad se resume en dios y su tarea por otorgarle dignificación a los latidos del corazón.
Foto: Luis JVC
Comentarios
Muchas veces no se valora la vida en toda su dimensión pues se piensa siempre en que las cosas son porque dios así lo quiere.
La vida es tan frágil y creo que debemos de ser responsables de lo que hacemos sin dejarle las cosas al llamado dios.
En lo personal, depende muchas veces de lo que yo hago para darle el sentido que tiene mi vida, en otras ocasiones depende de eventos externos que no puedo controlar, pero por supuesto que no creo que un dios mueva éste mundo en los actos de la gente y de los eventos naturales. No creo que sea tan sádico e indolente. Saludos.
En esta ocasión admitiré que estoy de acuerdo contigo en el desarrollo del tema. La atribución de significado no es más que el egoísmo y la soberbia que nos caracerizan, al final la atribución será personal y es una pena que tantos enajenados sigan permitiendo que otros le den sentido a su vida.
Por otro lado ¿Realmente crees que la vida es simple o al menos la tuya lo es? A mi me parece bastante complicada más allá del naces,creces, te reproduces y mueres.
Por último, me suena bastante terrorífico lo de "hasta donde su estructura de clase le permite proyectar y avanzar", pero me gustaría saber cual es mi estructura de clase y que sentido de la vida tiene reservado para mi.
En fin, espero que la vida tenga algún valor y que pueda encontrar algún sentido para la mía, aunque sea en la estructura de clases.
Acabo de leer el libro Dios está en el cerebro, de Matthew Alper. En él, su autor, plantea la teoría de que la espiritualidad y la religiosidad son funciones de nuestro cerebro; funciones que fueron heredadas de los primeros seres humanos. Según él, estos primero humanos, al comenzar a tener conciencia de estar vivos, también comenzaron a tener conciencia de que morían, entonces para tener más posibilidades de vivir, ya que está conciencia de la muerte hacía que vivieran con una presión psicológica constante, la evolución les otorgó la función de creer que existía vida después de la muerte. Y así, liberar a estos humanos de la presión de saber que iban a morir.
Saludos.
Bayo
"The egotism of mankind is summed up in God and his work for giving dignity to the heartbeat."