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Mostrando las entradas de mayo, 2008

Tiempos sagrados

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La vida posee un transcurrir mundano, los tiempos de la vida siempre son los mismos, una especie de espiral en la que nos encontramos inmersos: despertar, hacer mundo y dormir esperando la muerte. Por hacer mundo me refiero a todas las actividades mundanas: comer, conocer, aprender, reír, amar, defecar, etc. Algunas más intensas que otras, algunas otras mucho más placenteras y quizás otras demasiado humanas. Borges (en el inmortal ) nos hace reflexionar acerca de la infelicidad humana al conocer la suerte de su destino: la muerte. La conciencia no es más que una razón de tristeza, los humanos son mortales porque conocen de la muerte, los otros animales son inmortales porque no saben que fenecerán. De entre todo ese transcurrir cotidiano patético al que regularmente nos acostumbramos, los seres humanos formulamos tiempos sagrados, lapsos que sobresalen de entre toda la corriente de vida y nos estremecen los sentidos en eventos sacralizados por nuestra experiencia y nuestro imaginario.

¿Por qué somos amables con los demás?

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La amabilidad o cordialidad es una forma de interacción humana con objetivos sociales específicos, sin los cuales el género humano se hubiera confrontado ya desde hace siglos de manera directa y hubiera alcanzado su extinción mucho más rápido de lo que lo está haciendo. ¿Por qué somos amables con los demás? Las respuestas podrán sonar poco amables; en primer lugar somos cordiales con los otros porque somos cobardes, pretendemos usar la cordialidad para evitarnos enfrentamientos directos con los demás, con los que sabemos que tienen a su disposición mayor capacidad de poder. De vez en cuando conocemos a personas con la debilidad suficiente para poder ejercer en ellos nuestro poder, y entonces nos olvidamos de nuestra reglas de amabilidad para ejercer violencia, ya sea directa, indirecta, física o simbólica. Somos amables también porque sabemos que recibiremos un incentivo o recompensa por la aplicación de nuestra cordialidad hacia las personas, o por lo menos un trato reciproco hacia n

Gracias a la globalización

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Afortunadamente el mundo se torna cada día más seguro dentro de nuestras perspectivas de ciudadanía, uno puede andar por cualquier parte del país y del mundo y olvidar la sorpresa y el miedo que nos provocaba probar comidas nuevas y visitar lugares desconocidos. Ahora, gracias a la globalización, tenemos OXXOs, Macdonals y Starbucks para comer la misma comida desde cualquier punto del planeta. Lo cines en todo el país tienen las mismas películas y las personas ven los mismo programas televisivos. La música y los gustos culturales asisten a la tan deseada homogenización para llegar sin más preámbulos a nuestra esperada aldea global. Existen, como había de esperarse, algunos rebeldes impropios que no ven con bueno ojos el curso de nuestro mundo, según éstos, la globalización es un término inventado por el centro del imperio para disimular su política de avance económico en otros países. Esta idea por supuesto es vil y egoísta con las pruebas fehacientes de igualdad social que ha provocad