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Mostrando las entradas de noviembre, 2008

Todos somos ateos

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En el sentido estricto de la palabra todos somos ateos. Veamos porque. Un ateo es aquella persona que no cree en la existencia de dios. Por lo tanto, todos los dioses del mundo son una falacia, una invención de las personas por superar su vacuidad. Ahora bien, aquellas personas que creen en un dios dejan automáticamente de creer en los otros dioses del mundo. Porque una de las características de las religiones es su acaparamiento , ya que consideran que su creencia es la única, la original, la verdadera, la sagrada; mientras que las otras creencias y profesiones de fé son profanas. Considerando que creer en un dios implica la negación de los demás dioses, podemor determinar que la acción de la religiosidad hacia una deidad implica un ateísmo hacia lo otros. Los cristianos por ejemplo, son creyentes en cristo y en todo el circo del cristianismo, pero son ateos respecto de todas las demás deidades del mundo. Suponiendo que en el mundo existan unas 5 millones de religiones diferentes (est

La muerte también distingue

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Al parecer esta idea romántica de la igualdad de los hombres, conquistada durante el siglo XVIII en Francia y exportada a los demás países del mundo, es una mera falacia de las pretensiones de las elites en el poder, para mantener a raya a la masa por debajo de las expectativas de su poder. La muerte es un claro ejemplo de distinción social. Cuando muere una persona "distinguida" se provoca un gran alboroto protocolar y ritual de las elites que contagia a las mayorías nacionales. Sin embargo, cuando mueren miles de personas en el mundo el rastro de su penitencia queda registrado sólo como un mero dato. 5 millones de niños mueren en el mundo cada año de hambre . Sus nombres son desconocidos, su color de piel, su situación social y el dolor que embargó a sus familiares, los cuales quizás corran la misma suerte que ellos. Por otro lado, el 5 de abril de 2005 para nadie pasó desapercibida la muerte del líder católico Juan Pablo II , sus exequias cumplieron con todos los rituales

4/11/08 Entre Obama y Mouriño

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El día 4 de Noviembre del 2008 quedará en la historia como el triunfo del candidato demócrata Barack Obama en Estados Unidos y la muerte de Juan Camilo Mouriño en México, quizás no así por el encuentro que tuve esa misma noche con una chica simpática llamada Tania. El caso que despierta más morbo de los tres anteriormente mencionados es la muerte del hasta entonces Secretario de Gobernación de México. Los chismes no se dejan esperar. Las televisoras se pelean por encontrar una exclusiva que venda de buena manera su cobertura “objetiva” de la información, sin importar si cada 5 minutos tienen que corregir las estupideces que aseguraron minutos antes. Muy cercano a mí, encuentro tres posibilidades de las millones que podemos elaborar: En primer lugar un escenario en donde no participó otra variable más que la casualidad. En este caso el accidente explica muy bien el suceso. Una falla técnica, un viento demasiado violento, etc. (una disposición divina quizás). La segunda propuesta deriva

El amor verdadero

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El amor, para demostrase que es verdadero, tiene que ir más allá de lo razonable: sin tener medida, ser improbable. Ansía convertirse en “delirios activos de la pasión” o, en otras palabras, “ansía enloquecer”. Éste es el único amor válido, el que transgrede las fronteras de la cotidianidad para encontrarse con lo increíble y describirse como una historia mítica, fantástica e imprescindible. Los sacrificios gustosos de los amorosos rayan en la locura. Incluso el suicidio se vuelve un acto de heroísmo cuando el amor se convierte en su objetivo. La sangre que se derrama por la copa del amor se convierte en una leyenda de unidad fraterna y los amorosos se sienten gustosos de beber del cáliz. El otro amor –el cotidiano, el amor de los huevos fritos, las lavadoras descompuestas, las camas desechas y los pisos sucios– es profano. Ese amor no pasará a las letras de oro y a la fama de una novela clásica de ningún tiempo. Y sin embargo, este amor es el más extendido por la calles de lo mu