Los consumos secretos

La palabra persona tiene su origen en el latín y significa mascara. Las personas somos los individuos sociales sometidos a las mascaras que son aceptadas dentro de cada escenario en el cual vamos a escenificar nuestro rol. De tal manera que en la escuela dramatizamos el papel de estudiantes, en un trabajo el papel de subordinados y en la casa el papel de hijos o padres.

Sin embargo la exigencia del papel a representar implica llevar con impecabilidad la fachada de la mascara que nos toca representar, reprimiendo muchos de los deseos, actitudes y expectativas que nos gustaría llevar a cabo, pero que nuestra mascara no acepta dentro de su escenificación. Por ejemplo, por más que odie el autoritarismo del jefe de mi trabajo, jamás podré externarlo directamente, por que mi papel de empleado no me permite hacerlo, ya que pondría en juego mi propio empleo.

Sin embargo, la impecabilidad de las fachadas sociales no implica la total represión de los deseos y expectativas de las personas, y estas se manifiestan de alguna manera en los consumos secretos de los individuos, consumos que abarcan placeres y economías inadecuadas, las cuales están ocultas al publico del actor social, por considerarlas inadecuadas para su guión o papel desempeñado.

El ejemplo más excelso de estos placeres y consumos secretos son los sacerdotes pederastas. Personas sociales que están obligadas doctrinalmente a ejercer el papel de santidad ante una comunidad de creyentes mediante su represión sexual; pero que por debajo de lo que su actuación muestra pueden ejercer el consumo sexual con mujeres de la propia comunidad de creyentes o incluso con niños.

Comentarios

Harry Q. dijo…
Nada mas apegado a la realidad... excelente post Carlos :)

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