Acerca de la solidaridad
La solidaridad es uno de los actos más benevolentes, virtuosos y convenientes (por cierto) dentro de las especies animales. Efectivamente, somos herederos del proceso evolutivo respecto de nuestras tendencias solidarias. Es decir, la cooperación con el otro y con el colectivo, funcionó perfectamente como un mecanismo de sobrevivencia de la especie ante un contexto desolador, furtivo y salvaje.
La solidaridad fue entonces como consecuencia del panorama inhóspito del desarrollo de la humanidad en cohabitación con las otras especies animales. Sin embargo, en la actualidad, la solidaridad, como muchos otros mecanismos de interacción, se ha convertido en un protocolo de la buena imagen.
Una persona solidaria es considerada virtuosa dentro del mar de las astucias, sinrazones y dificultades humanas. A pesar de ello, el respaldo que se brinda en nombre de la fraternidad no es una acción desinteresada y humanística como tiende a pensarse, es más bien una eficaz manera de obtener ciertos incentivos. En primer lugar, salvaguardar la imagen de buen samaritano y acumular aciertos en las virtudes sociales de los individuos. Y en segundo lugar, y quizá lo más importante, asegurar un acto de reciprocidad cuando nuestro entorno (nuevamente salvaje) nos deje ante la desnudez de la imposibilidad, en otras palabras, guardar ayudas necesarias para problemas futuros.
En nuestras sociedades actuales, la solidaridad no sólo se exige, sino que se espera como un acto de quintaesencia humana; nada más alejado de la realidad. El respaldo a la pobreza, contra las guerras, a las enfermedades del vecino, a la muerte del familiar y al dolor ajeno, son sólo maneras amables participar del teatro de las interacciones humanas. En ciertos momentos, se hace evidente que nadie puede esperar nada de otros, sino la ausencia.
La solidaridad fue entonces como consecuencia del panorama inhóspito del desarrollo de la humanidad en cohabitación con las otras especies animales. Sin embargo, en la actualidad, la solidaridad, como muchos otros mecanismos de interacción, se ha convertido en un protocolo de la buena imagen.
Una persona solidaria es considerada virtuosa dentro del mar de las astucias, sinrazones y dificultades humanas. A pesar de ello, el respaldo que se brinda en nombre de la fraternidad no es una acción desinteresada y humanística como tiende a pensarse, es más bien una eficaz manera de obtener ciertos incentivos. En primer lugar, salvaguardar la imagen de buen samaritano y acumular aciertos en las virtudes sociales de los individuos. Y en segundo lugar, y quizá lo más importante, asegurar un acto de reciprocidad cuando nuestro entorno (nuevamente salvaje) nos deje ante la desnudez de la imposibilidad, en otras palabras, guardar ayudas necesarias para problemas futuros.
En nuestras sociedades actuales, la solidaridad no sólo se exige, sino que se espera como un acto de quintaesencia humana; nada más alejado de la realidad. El respaldo a la pobreza, contra las guerras, a las enfermedades del vecino, a la muerte del familiar y al dolor ajeno, son sólo maneras amables participar del teatro de las interacciones humanas. En ciertos momentos, se hace evidente que nadie puede esperar nada de otros, sino la ausencia.
Comentarios
La mayorá de las personas buscan su propio beneficio y estan dispustas a ayudar si reciben en el momento o en el futuro algo a cambio.
http://cadacuandopuedespensar.blogspot.com/
La mayorá de las personas buscan su propio beneficio y estan dispustas a ayudar si reciben en el momento o en el futuro algo a cambio.
http://cadacuandopuedespensar.blogspot.com/
Vivimos casi en la barbarie social, buscando cada quien el beneficio propio. Es triste.