La excusa

Muchas de las actitudes y comportamientos humanos encuentran una base de existencia en el instinto animal, incluso aquellos comportamientos refinados y organizados institucionalmente como el caso ya tratado de la bondad y la amabilidad. Sin embargo, citando a Simmel, puede que algunos animales tengan la oscura sensación de haber hecho algo malo ¡pero ningún animal se disculpa! La excusa, que acicala la culpa hasta convertirla en merito, es exclusiva propiedad moral del hombre.

Ni el más fuerte, ni el más débil de los animales se atreve a acercarse a la excusa, mientras que en el reino de los hombres ésta se ha convertido en una normativa cósmica de las relaciones humanas. No sólo a nivel personal -en donde hombres y mujeres se excusan para justificar ciertos actos- sino también en las relaciones de países e instituciones. Durante el mandato de Juan Pablo II al frente de la iglesia católica, el máximo representante de la figura cristiana expresó su pesar y dolo por los "errores del pasado", entre otros, la masacre brutal de personas por parte de la santa inquisición y la persecución de otros tantos.

La excusa entonces es un proceso de duelo justificador y redentor, mediante el cual, el culpable acepta que sus acciones han sido erróneas, pero justificadas de alguna manera por el proceder del tiempo. Como ilustración, cuando se iniciaron diversos procesos para castigar a los actores del holocausto durante la segunda guerra mundial, la excusa fue llana y simple: nosotros creíamos en el régimen, fuimos leales y obedecimos. ¿De qué manera puede castigarse la inocencia si ha sido usada como argumento para la excusa?

El momento previo de la excusa en donde se despliega la maldad de la acción puede ser incluso olvidado y perdonado si se usa un buen argumento de persuasión para redimir la culpa. Así fue el caso de las hermanas Papin en Francia, quienes a principios de 1933 dieron muerte en circunstancias atroces a las dos mujeres a quienes servían. Sin explicaciones trascendentales, los periódicos siguieron con malestar el suceso, y, una vez sentenciado, respiraron y echaron tierra sobre él. Pero psicólogos, juristas, poetas, cineastas y dramaturgos lo desenterraron para convertir a las hermanas en "heroínas" victimas de las circunstancias y a falta de un móvil concreto, la excusa de una vida socavada y la irresponsabilidad por demencia justificaron la sangre vertida.

Algunas regularidades podemos encontrar en la excusa. En primer lugar, un acto de atentado contra la moral, la confianza o la bondad. Un acto que sobre pasa los limites de lo permitido y que posterior a su realización se encuentra malvado. En segundo lugar, la observación de la culpa por parte del teatro social (la sociedad) o por parte de los propios autores, la culpa que precede el sagrado acto de la excusa. Finalmente, a través de la excusa se busca un acto de perdón y redención ante la mirada vigilante de los otros. Los jueces-testigos de los social pueden determinar si la excusa es efectiva y perdonar al enjuiciado, o en algunos casos, observar impotentemente una excusa burda y ridícula.

Foto: Rafa Llano

Comentarios

Adolfo Lira dijo…
Muy interesante tu análisis sobre la excusa. ¿Pero no al ser la razón lo que nos distingue de los animales, la excusa no debería de existir?

¿Es esa misma razón la que le permite al Hombre ser malvado? ¿O es solo una invención para establecer orden? Creo que la excusa confirma que, al final, no dejamos de ser animales.

Buen texto.
Carlos Fausto dijo…
Excelente reflexión. La razón debería permitir al hombre someter la excusa, porque un acto doloso no deja de serlo a pesar de la justificación, si embargo, este tipo de estrategias humanas confirma nuestra nuestra lucha cultural contra la naturaleza. Tan humanos pero no lejos del reino animal.
Klam dijo…
Lo primero que me vino a la mente fue una escena de una pareja desnuda cubriendo su cuerpo ¿te suena? Jajaja, claro el maldito pecado original. Ahí te va:
1. La culpa y la excusa no están necesariamente vinculadas. Uno puede sentir culpa o no, pero si te cachan te tienes que excusar, esto implica que la culpa es personal y la excusa social. Nos puede remorder la conciencia o no cuando hacemos algo "malo", pero si se es lo suficientemente astuto como para que los demás no se den cuenta no tienes que fabricar excusas, al menos no deberías de, pero la necedad humana es tan absurda que para mantenerse tranquilos se fabrican excusas a sí mismos para disminuir la culpa. Otros son los suficientemente cínicos como para a. no sentir culpa; b. no tener que excusarse por ello.
2. Entes sociales respodemos a los procesos de socialización primaria que estará condicionada por el ambiente. Esto me lleva al supuesto de que la religión es una de las cosas genera más "culpables" y "excusadores". En lugar de hacerse responsable de los actos se "disculpan", procurando disminuir la gravedad de sus acciones y creyendo que con eso la falta disminuye porque un tipo murió por ti, otro tipo te oye y te perdona, bla, bla, bla. Es lo que llamo la cultura de la irresponsabilidad: ve y peca, luego confiesa tus pecados y queda libre de culpa...
3. ¿Por qué excusarse? ¿Por un gas en público? ¿Por decir malas palabras? ¿Por fraude, violación, asesinato, robo...? De pronto, insertos en una sociedad hipócrita resulta que te tienes que disculpar por asuntos biológicos que se contraponen con la buena educación (como los eructos), pero puedes mentir y engañar con la mano en la cintura y te lo celebran (claro, sólo si eres hombre, jajaja).
4. Tengo por ahí un cuentillo que expone mi postura con respecto a la utilidad de la culpa, sobre la excusa podría armar algo ; )
Slds.

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