Historias de Camión
Vivimos en una sociedad que procura constantemente las distancias sociales, para evitar la transgresión de un espacio físico invisible alrededor de nuestros cuerpos. Cada cuerpo por la calle procura guardar cierta distancia intocable con las personas que les resultan “extrañas”, con los que jamás ha cruzado una palabra y con las cuales, debido a la esquizofrenia social, no desea entablar una simple conversación.
El camión es un espacio donde se representan constantemente nuestras “relaciones intocables”. Al subir al autobús público, lo primero que haces es buscar un par de lugares desocupados para no tener la necesidad de compartir el asiento con alguien más. Si no hay un asiento vacío te sientas junto a la persona que tenga el aspecto menos trasgresor de nuestro espacio y en todo caso evitamos siempre el menor contacto con el compañero de asiento, que decir de dirigir una sonrisa, o un saludo cordial.
De vez en cuando el camión hace unos movimientos bruscos que inevitablemente tienen como consecuencia que los cuerpos se ajetreen y choquen. Es muy común que cuando llegamos a rozar por accidente el hombro o la mano de alguien en el camión o en cualquier otro espacio se pida una solemne disculpa, como si el acto hubiera herido moralmente a la persona en cuestión.
Interactuamos constantemente con muchas personas, y nuestros hábitos de relaciones sociales se alejan cada vez más de la cordialidad y la convivencia; engendrando una constante actitud defensiva y neurótica.
El camión es un espacio donde se representan constantemente nuestras “relaciones intocables”. Al subir al autobús público, lo primero que haces es buscar un par de lugares desocupados para no tener la necesidad de compartir el asiento con alguien más. Si no hay un asiento vacío te sientas junto a la persona que tenga el aspecto menos trasgresor de nuestro espacio y en todo caso evitamos siempre el menor contacto con el compañero de asiento, que decir de dirigir una sonrisa, o un saludo cordial.
De vez en cuando el camión hace unos movimientos bruscos que inevitablemente tienen como consecuencia que los cuerpos se ajetreen y choquen. Es muy común que cuando llegamos a rozar por accidente el hombro o la mano de alguien en el camión o en cualquier otro espacio se pida una solemne disculpa, como si el acto hubiera herido moralmente a la persona en cuestión.
Interactuamos constantemente con muchas personas, y nuestros hábitos de relaciones sociales se alejan cada vez más de la cordialidad y la convivencia; engendrando una constante actitud defensiva y neurótica.
Comentarios
El comentario está aquí: http://elparquedelfraile.blogspot.com/2006/01/peces-de-ciudad.html
Algunos sociologos llaman a esto las distancias sociales, otros dicen que hay estigmas, yo prefiero pensarlo como "relaciones intocables".
relaciones intovcables