AMLO presidente legitimo

Nuevamente, ante un zócalo a reventar la convención nacional democrática (CND), integrada por un millón 25 mil 724 delegados registrados, nombró ayer a Andrés Manuel López Obrador "presidente legítimo de México", al reconocer su triunfo en las elecciones presidenciales del 2 de julio pasado, y también acordó que tome posesión del cargo el lunes 20 de noviembre, en el Zócalo capitalino.

Entre las tareas que llevara acabo la CND están:

* Protestar en todos los actos en que se presente Felipe Calderón.

* En coberturas que realicen los medios de comunicación, específicamente televisión o fotografía, usarán carteles para repudiar el presunto fraude electoral.

* El 27 de septiembre iniciarán diversas actividades de resistencia civil.

* Las mismas se repetirán entre el 2 y 12 de octubre.

* El 20 de noviembre, aniversario de la Revolución Mexicana, López Obrador será ungido como presidente.

* Los legisladores del PRD, PT y Convergencia se han comprometido a impedir la investidura de Felipe Calderón el próximo 1 de diciembre.

* La convención acordó realizar su siguiente reunión el 21 de marzo del 2007.

Este es el nombramiento de un presidente verdaderamente legitimado por el pueblo y para el pueblo, la Convención Nacional Democrática tiene ante si un panorama complicado pero la voluntad y la fortaleza para luchar contra la corrupción y los intereses de unos pocos para sacar adelante a nuestra nación es mayor.

El 16 de septiembre del 2006 será recordado como el día del nombramiento del presidente legitimo de la nación mexicana, el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Fuente: El universal y la Jornada

Comentarios

kikka-roja dijo…
Te mando saludos
y una feliz feliz
felicitacion, jeje

MUY BUENOS TUS REPORTAJES
si que el peje nos robó el corazón
no le aflojes, seguimos en la resistencia.

un abrazo
Carlos Gustavo dijo…
La farsa
Ricardo Alemán

Lo que vieron todos aquellos que quisieron verlo, no fue más que un montaje teatral

Es una farsa que se juegue con el sueño legítimo de "cambio" de miles o de millones de mexicanos que anhelan, sin duda, un México mejor. Es una farsa que con la demagogia fácil de un caudillo iluminado se les haga creer que, por encima de las más elementales reglas de la convivencia política y de las reglas de la democracia, puedan elegir, a mano alzada, sin discusión alguna, sin alternativas, y sin más razón que su intolerancia a la derrota y su desprecio a las reglas aceptadas por todos, a un supuesto "presidente legítimo".

Es una farsa que se hable de una Convención Nacional Democrática cuando lo que presenciamos el pasado sábado en el zócalo capitalino no fue sino una demostración de la capacidad de engañar a una importante porción de la sociedad y de colocar los recursos públicos de las instituciones -esas que tanto desprecian- para derribar precisamente las instituciones democráticas. Es una farsa que se hable de "democracia" cuando lo que vieron todos aquellos que quisieron verlo, no fue más que un montaje teatral, de miles de personas a las que se llevó a convalidar una de las más grotescas y antidemocráticas concentraciones de que se tenga memoria. ¿De dónde salieron los millones y millones de pesos para un montaje de esa naturaleza, para pagar los nada baratos costos de esa farsa? Salieron de la otra farsa, la de cobrar o desviar dinero público, que luego se trasladan a la causa de la farsa democrática.

Es una farsa que en respuesta a un supuesto o real fraude electoral, se responda con otro fraude de legitimidad presidencial, igual o peor de ofensivo, ilegal y atentatorio de la vida institucional que aquel que supuestamente combaten. Es una farsa que los partidos políticos otrora coaligados para competir con las reglas del juego -PRD, PT y Convergencia-, que ganaron posiciones en el Congreso, que viven del dinero público, cuyos grupos parlamentarios se negaron a dejar el cargo y las dietas, y cuyas dirigencias también viven de ese dinero de todos, hoy salgan con la farsa de que respaldan al "presidente legítimo". ¿Son o no partidos y legisladores institucionales?

Es una farsa que se digan de izquierda, revolucionarios y demócratas políticos como Manuel Camacho, Marcelo Ebrard, Leonel Cota, Dante Delgado, Alberto Anaya, Ricardo Monreal, Arturo Núñez -todos vinculados con los gobiernos del PRI, responsables de la ruina del país, que persiguieron al FDN y al naciente PRD-, y que hoy se autoproclamen como los próceres de la nueva izquierda mexicana, que en nombre de esa izquierda enarbolen las banderas de una corriente política que por décadas fue perseguida por los hoy modernos cruzados de la democracia. Es una farsa que intelectuales y académicos ya no quieran acordarse de quiénes son y qué representaron para la izquierda, en sus respectivos momentos, los Camacho, Ebrard, Delgado, Anaya, Monreal y Núñez, entre muchos otros que también hoy se han "purificado" gracias al "movimiento".

Es una farsa que el "presidente legítimo", proclamado al amparo del artículo 39 constitucional -sin tomar en cuenta los artículos 40 y 41-, pretenda convertirse en los próximos días en el principal promotor, propagandista y acarreador de votos de la causa de su paisano tabasqueño Raúl Ojeda, el candidato al gobierno de aquella entidad, que sí competirá por el gobierno bajo las reglas establecidas, que sí usará el dinero público, que sí aceptará el resultado -siempre y cuando le sea favorable-, pero que tendrá como su promotor al "presidente legítimo". ¿Qué no fue la intervención ilegal del presidente Fox el mayor reclamo para argumentar el fraude? Hoy el autoproclamado "presidente legítimo" hará lo mismo. Más que farsa, más que un chiste, ese parece un síntoma de esquizofrenia.

Es una farsa que se hable de resistencia civil pacífica -no sólo por la concepción primigenia del concepto-, cuando todos saben que para perseguir al presidente electo se han diseñado grupos de choque que buscan precisamente exaltar el supuesto carácter "represivo" del gobierno "ilegal y espurio". Es una farsa que se cuestione la "imposición" de Calderón como un "gobierno espurio" y que al mismo tiempo una minoría no mayor al 2% de los potenciales electores mexicanos y que no llega al 1% del total de la población -en el supuesto del millón de delegados-, pretenda imponer lo que ellos llaman "presidente legítimo".

Es una farsa que los convencionistas del 16 de septiembre -a quienes nadie escuchó, nadie tomó en cuenta y sólo les pidieron alzar la mano, como en las viejas asambleas del PRI que siempre cuestionó la izquierda- hayan votado por reclamos fundamentales como "acabar con el presidencialismo y sus excesos, y por someterlo a un estricto marco de responsabilidades", y con sólo levantar la mano avalaran los excesos del "presidente legítimo" que no se apega a marco alguno, sea legal o de responsabilidades sociales y políticas básicas, que sólo representa a sus leales y simpatizantes, y que rechazan una mayoría.

"Farsa", para los desmemoriados, según el Diccionario de la Lengua Española significa: "Comedia", "Pieza cómica breve", "Obra cómica chabacana y grotesca", "Compañía de farsantes, cómicos", "Mentira". Al tiempo.
Carlos Gustavo dijo…
DEMOCRACIA

http://democraciamexico.blogspot.com/
Carlos Fausto dijo…
Es una farsa llamar farsa al enojo de la población que con fe integra decidió depositar su sagrado voto en una casilla electoral para elevar a la presidencia sus más altas aspiraciones. Es una farsa llamar farsa a todos aquellos que reunidos de manera voluntaria acepten el presidente que ellos eligieron y no al que el consejo coordinador empresarial, televisa, el IFE y el Pan le han impuesto.

Es una farsa llamar montaje teatral a los miles de simpatizantes, no del PRD, no de Andrés Manuel López Obrador, no de la izquierda, sino de la necesidad de verdadera y eficaz democracia. Es una farsa pensar que la elecciones fueron limpias y legales y por lo tanto deben de ser respetables. Es una farsa que nuestras instituciones seas limpias y claras como nos quieren hacer creer los gestores del fraude.

Es una farsa llamar grupos de choque a quienes con su protesta buscan hacerle saber al presidente Fox su enojo y rabia por su terca intromisión en las elecciones y por la confabulación del fraude electoral. Es una farsa que le digan renegado a ese grupo de ancianos y de jóvenes universitarios que conocen sus derechos y por lo tanto buscan hacerlos respetar en cada una de las manifestaciones pacificas.

Es una farsa que debamos aceptar el curso legal de las indulgencias panistas y cruzarnos de brazos esperando una arreglo político desde la cúpula. Es una farsa que el discurso enarbolado por las televisoras y el llamado a la concordia por parte del candidato que sembró odio y resentimiento en los mexicanos.

"Farsa", para los desmemoriados, según el Diccionario de la Lengua Española significa: "Comedia", "Pieza cómica breve", "Obra cómica chabacana y grotesca", "Compañía de farsantes, cómicos", "Mentira". Al tiempo.

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