Elogio al erotismo

Traigo a la cabeza dos disgresiones sobre el erotismo construidas a partir del intelectualismo, lo cual, en última instancia, debe ser un crimen apenas reprochable a los intelectuales que han creído desvanecerse en un intento de mística a través del ejercicio sublimado de la sexualidad. 
Para el primero de mis citados, Octavio Paz, en La llama doble, el erotismo, en palabras simples, es una metáfora, un ritmo, «nuestra ración de paraíso», hermanos. Es una vuelta a la naturaleza reconciliada sin ser por ello mera animalidad; es un más allá erótico –dice– pero aquí y ahora mismo; y es , también, una forma de consenso en que todos los hombres y todas las mujeres viven y se transfiguran. 
La otra voz en mi cabeza es de Max Weber quien asegura, fehacientemente, que el erotismo es hacer comunidad, una comunidad de un solo cuerpo que se integra por todos los participantes del acto sexual; un desvanecimiento del «yo» que es tan soberbio que solo se le puede explicar simbólicamente; un acto místico pues, señores y señoras, y en el que «el amante se siente injertado en el núcleo de lo aútenticamente viviente, que es inaccesible a todo esfuerzo racional, y se sabe sustraído tanto a las frías manos esqueléticas de las estructuras racionales como al embotamiento de la rutina cotidiana». 
Erotismo es pues concreción de una comunidad específica: la pareja de amantes en un caso mínimo. Es también la creación de un mito, un paraíso terrenal y sacramental que sustrae a los hombres y mujeres de la cotidianidad impresentable. Y es, ante todo, un ejercicio antisistémico. Fuera de la racionalidad de la fraternidad religiosa, externo de los condicionantes criminales de la economía, y por sobre las propias instituciones cínicas como el Estado y la propia sociedad. Si todas las estructuras anteriores se le oponen es porque el erotismo propone otra forma de salvación intramundana y mística a la vez. Abandonada y alegórica. Otra forma de resurección... Y, en todo caso, ¿es ésta una creación intelectual o la referencia a un fenómeno extraordinario?

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