¿Y tú, a quién coqueteas?

Ahora bien, coquetear es un acto social aprendido, dominado principalmente por el género femenino. A tal grado, que podría considerarse el coqueteo como un arte de las estrategias femeninas. Las mujeres aprenden desde muy pequeñas que el arte de coquetear puede tener excelentes réditos, si lo usan apropiadamente para el sometimiento de la víctima. En palabras de Esther Vilar, las niñas adquieren desde temprana edad las maneras apropiadas de mostrar el erotismo de su cuerpo, sin poner en compromiso la satisfacción de la oferta.
Los hombres suelen ser torpes y evidentes cuando muestran su oferta de sexualidad. Y de hecho, la situación es absolutamente contraria. Mientras las mujeres lanzan una oferta de sexualidad simbólica, el hombre muestra las cualidades de su masculinidad para proveer de satisfactores al sexo contrario. La oferta no es sexual sino de protección.
Hombres y mujeres son actores consientes e inconscientes de las mareas de coquetería que a diario circulan en los diferentes espacios de interacción social. Lugares de trabajo, escuelas, oficinas, iglesias y sitios de dispersión. Sería fenomenal contar con una cámara fotográfica para captar estas olas de promesas lanzadas al escenario. ¿Y tú, a quién coqueteas?
Foto: Coqueta de Luis Montemayor
Comentarios
en fin, ¡saludos!
1. Efectivamente, la mujer es enseñada en el arte de la seducción como principio para asegurar su protección y sustento, asunto de género discutible, pero troquelado con el ADN.
2. Lamento contradecirte pero hay hombres que no sólo saben coquetear, sino que son unos expertos, no dejan una viva, y lo peor es que las mujeres caemos. Su fortaleza radica en esa promesa de ser el macho alfa para, finalmente, tener sexo (al menos eso pienso yo, que casi todos los hombres tienen como motor principal -no único, que conste- el sexo).
3. El asunto del coqueteo tiene sus problemas porque:
3.1. Los hombres (al menos los que no andan en busca de minas todo el tiempo) son burrísimos para darse cuenta que una mujer les coqueta, porque solemos ser sutiles, y los hombres no entienden de sutilezas.
3.2. Si eres directa los hombres se asustan porque ven amenazada su masculinidad, ellos "deberían" ser los que tomen la iniciativa.
3.3. Malinterpretación de señales. A veces en estos casos es una pena no poder leer la mente. Unos coquetean porque es su forma de ser, no quiere decir que quieran de hecho algo con esas personas, sólo que les gusta el juego de la seducción. Otros no saben leer las señales, aunque sean evidentes (al menos para quien las envía). Otros las interpretan bien, pero no saben cómo aceptar, o no les interesa y fingen demencia.
4. El coqueteo no sólo es un proceso para un fin biológico, es un acto lúdico, es un juego de poder, de conquista, la parte más entretenida e idealizada de la relación es ese momento de tensión en el que no sabes qué pasa por la mente del otro, pero estás muy decidido a averiguarlo.
5. Particularmente soy fan del coqueteo, el problema como mujer es que eso acarrea condenas sociales del tipo "es una fácil", aunque de hecho no lo seas. Supongo que eso lo hace mucho más entretenido para mí, jajajaja.
Slds
El cuerpo, las palabras, los gestos, el hablar de sí sin presunción sino como un compartir experiencias vitales... Actos de sútil coqueteria.