Crónica de un fastidio electoral anunciado

Ante el evidente contagio masivo del fastidio electoral, los lideres de los partidos políticos han comenzado a farfullar acerca de las posibles consecuencias de un abstencionismo anunciado y una creciente oleada de opiniones a favor del ‘voto nulo’ como expresión del descontento y el malestar social. En algo que podría a bien llamarse “crónica de un fastidio electoral anunciado”. Nueva tragicomedia mexicana con los “jodidos” de siempre y la clase política “redimida” a través de nuevos spots y slogans absurdos.

Los partidos muestran una preocupación electorera “natural”, por aquellos votos que no legitimaran a sus candidatos -vedettes de ocasión en busca de clientes-votantes. Votos que por consecuencia no irán a nutrir el contador que sustente el próximo presupuesto millonario. Por tal razón, las principales dirigencias de aquellos negocios lucrativos llamados partidos políticos, califican acertadamente “como peligroso para la vida democrática del país, la postura de algunos sectores de anular y/o ‘votar en blanco’ el próximo 5 de julio”.

Tanto el abstencionismo como el ‘voto anulado’, son una forma de reacción legitima del descontento y el desencanto de la sociedad civil, ante una crisis de la rapiña política justificada por la ideología democrática. A pesar de lo anterior, es importante mencionar que la democracia, como sistema de gobierno y contrato de Estado, funciona por la elección de la mayoría, pese a que la participación sea prácticamente nula, las elecciones serán ganadas por aquellos que obtengan un voto de más al de sus contrincantes. En particular, la democracia mexicana no tiene mecanismos para solventar un elección con poca participación o una elección muy cerrada.

En este sentido, la supuesta preocupación política del voto de castigo se limita a la lucha por el ‘voto duro’, aquél voto de las militancias que está asegurado para cada partido, independientemente del candidato en turno. En este carrusel, el partido mejor favorecido es el PRI ya que cuenta con un largo historial de cacicazgos electorales. El segundo aventajado sería el PAN, sin embargo, ante la imposibilidad de superar al Revolucionario Institucional, se viene ejerciendo desde el gobierno un escenario de caos nacional, para presionar la opinión publica y vestir la justicia de colores partidista, buscando atraer el ‘voto del miedo’ a las urnas panistas.

En este contexto, los ciudadanos tienen cada vez más la sensación de estar mal o no representados por los partidos políticos, cuyos únicos ofrecimientos de democracia se reducen al pluralismo político, en donde no corresponde al pueblo elegir una política, éste debe contentarse con escoger entre los colores partidistas y obedecer los proyectos de la partidocracia mexicana hasta un nuevo llamado a elecciones.

Es clara la necesidad de una reorganización del ámbito de gobierno en el país. En palabras de Alain Touraine “basta que desaparezca la libertad de las instituciones o el sistema ya no sea capaz de responder a la demanda social de igualdad o equidad para que la democracia entre en crisis”. Los principios de organización por la anulación del voto, más allá de la discusión por la eficacia de la protesta, representan la necesidad de movimientos desde la base con la tarea de la limitación y el cambio en el poder.

PD. Algunos partidos siguen empeñados en crear circos mediáticos en busca del poder. De paseo por el centro de Toluca, el pasado viernes, la candidata María Elena Barrera se encontraba haciendo las tomas de un próximo comercial televisivo, en donde oníricamente un grupo de otomíes la rodeaban para corear con porras y gritos ¡vamos a ganar! El comercial se comenzó a filmar desde el medio día por más de seis horas con pobladores otomíes de la comunidad de San Andrés Cuexcontitlan, por supuesto con las estrategias de “acarreo” priísta, y no lo dude, alguno que otro beneficio por su “cooperativo” grito de apoyo a la candidata.

Comentarios

Klam dijo…
1. Particularmente soy una descreída de la democracia en su versión teórica, pero creo que mientras no haya una propuesta mejor, es la menos mala.
2. El voto nulo y el abstencionismo de hecho muestran el descontento de la sociedad, unos dicen que si no vota no se queje, yo creo que no voto o anulo y así me quejo. Es decir soy una pro-anular voto, aunque sé que ganarán los que tengan mejor estructura (como de hecho sucedió), no pienso legitimar su estancia. Si quieren mi voto que se lo ganen.

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