Tiempos sagrados

La vida posee un transcurrir mundano, los tiempos de la vida siempre son los mismos, una especie de espiral en la que nos encontramos inmersos: despertar, hacer mundo y dormir esperando la muerte.
Por hacer mundo me refiero a todas las actividades mundanas: comer, conocer, aprender, reír, amar, defecar, etc. Algunas más intensas que otras, algunas otras mucho más placenteras y quizás otras demasiado humanas.
Borges (en el inmortal) nos hace reflexionar acerca de la infelicidad humana al conocer la suerte de su destino: la muerte. La conciencia no es más que una razón de tristeza, los humanos son mortales porque conocen de la muerte, los otros animales son inmortales porque no saben que fenecerán.
De entre todo ese transcurrir cotidiano patético al que regularmente nos acostumbramos, los seres humanos formulamos tiempos sagrados, lapsos que sobresalen de entre toda la corriente de vida y nos estremecen los sentidos en eventos sacralizados por nuestra experiencia y nuestro imaginario.
A manera de ejemplo, dos momentos sagrados por excelencia: el nacimiento de una persona y su muerte. Estas dos eventualidades se convierten en tiempos sacros, momentos en que el devenir del mundo caótico es traspasado por la experiencia hierofánica de la vida y la muerte. A partir de esta fecha, que irrumpe por encima de nuestra cotiadianidad, se adquiere un compromiso para rememorar continuamente (regularmente cada año) el tiempo sagrado a través de rituales como los cumpleaños o las misas por los muertos.
Los tiempos sagrados son entonces estos discontinuos que emergen de la continuidad con elementos que a nuestra consideración los vuelven sagrados, a nivel social las diversas religiones hacen uso constante de los tiempos sagrados: la semana santa para los cristianos, el Yom Kipur judío, o el Ramadán para los musulmanes.

Comentarios

Lola dijo…
pasé pero tengo de leer algo muy social. Quiero encerrarme en una burbuja y dejar de ser parte de todo por un tiempo!
Nikté dijo…
Discrepoooooooooo!!!!

El hombre es inmortal, lo acepte o no.
He dicho

Y no es mundano el comer y bla bla bla, es humano, que tiene sus diferencias.

Pues no me has puesto como una moto...

Desde luego y tan temprano
Nikté dijo…
Uys, que se me ha olvidao darte un besito
Carlos Fausto dijo…
Nikté: Huy, gracias por el besito, y una disculpa si te he puesto como moto, pero ese era un objetivo.

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