El cuerpo

Pero...¿Qué es nuestro cuerpo? ¿Un artefacto? ¿Nosotros mismos? Las respuestas son variadas y de distinta índole. La moral religiosa nos ha enseñado a estigmatizarlo como una construcción en la que reside una sustancia superior la cual es nuestro verdaddero yo, el alma. Sin embargo esta definición del cuerpo lo designa como una residuo material y mundano que nos recuerda en todo momento nuestro "pecado" y nuestra represión sexual.
Si el cuerpo es considerado un artefacto que se distingue por su materialidad de nuestra inteligencia, mediante la cual podemos subordinar y actuar sobre el cuerpo; entonces éste sólo sería un instrumento finito de nuestra existencia. De nuevo caemos en la dualidad de mente-cuerpo, en donde este segundo sigue obteniendo la peor de las partes.
Por otro lado si consideramos a nuestro cuerpo como a nosotros mismos, una de las extensiones de nuestra existencia con la misma importancia que las sustancia creativa de nuestra inteligencia; entonces el cuerpo deja de subordinarse y se convierte en un elemento que se debe de procurar y cuidar, sin caer en un narcisismo excesivo.
En otras palabras, si observamos a nuestro cuerpo como nuestra propia existencia, entonces podemos ser capaces de buscar nuestro propio placer y nuestro propio cuidado sin llegar a los extremos de obsesión banal y sin afectar el espacio de desempeño de los demás cuerpos a nuestro alrededor.
Comentarios
Lo que veo como verdad, ahora, es que sin duda el hobre construyo la historia de dios; el hombre, desde el concepto de genero, ha favorecido a su sexo.
Las sacerdotisas, las virgenes, la madre, la libertad sexual en general. "La masturbaci�n en la mujer es un doble pecado", dec�a mi abuela, "para que castigarte, si dios ya te castigo por nacer mujer" dec�a mi hermano antes de golpearme...
En fin, el sexo y el cuerpo son cosas que ya ni poseemos desde antes de nacer.
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